Russell Shirley, de 32 años de edad, falleció a causa de un infarto de miocardio en una sesión ininterrumpida de Diablo III,
que duró aproximadamente tres días. Desgraciadamente, esta no es la
primera vez que sucede una muerte causada por la adicción a los
videojuegos.
“Por favor no permitan que los videojuegos consuman su vida,” dice el título de una entrada del blog
en el que Ben Dornis informa de la muerte de la víctima, de quien era
amigo. Shirley había pedido un permiso laboral de tres días cuando se
estrenó Diablo III y el viernes pidió un día más. Dornis se pregunta si las cosas hubieran cambiado si la empresa hubiera negado el permiso.